lunes, 12 de julio de 2010

Testimonio de Carlos P. López Cepero, compañero del Nacional Buenos Aires

El 17 de diciembre de 1999 se reunió en el Aula Magna del Colegio la «Promo olvidada» del 69, que no había recibido aún sus diplomas. Con la asistencia de más de un centenar de ex alumnos y del Rector del Colegio, se realizó la ceremonia. Uno de los discurso fue una evocación de Claudio.

RELATO DE UN VIAJERO

Volví de este 22 de septiembre, ya 23 a las dos menos cuarto de la mañana. Qué hora. Recordé una tortilla que tenía de cena un 22 pero de agosto de 1976. En ese entonces a las dos menos cuarto de la madrugada empezó lo que fue para mí la noche más larga de mi vida. Aún hoy, cada mañana es la mañana saliente de aquella noche. Por eso palpo cada día tratando de descubrir la perla oculta que es ese día y que me dejará llegar al siguiente.
No fue así para muchos. No fue así para un compañero de mi división, que hoy no está, Claudio ADUR. Lo recuerdo como muy callado (cada uno registra una semblanza distinta y aún así era Claudio César Adur para todos). No sabemos lo que pasó, las circunstancias específicas, yo no lo sé. Hoy lo vi en una lista, en una placa de bronce, entre muchos, en el hall central de lo que fue sexto año en 1969. Estaba ahí su nombre.
Y pensé, pienso ahora luego de acercarle (acercarte Claudio algunas lágrimas que para algo están dentro nuestro). Pensé en ese momento que Claudio, Claudio César estaba en su casa, en esta casa. Estaba en el lugar que lo formó, en el que aleteó por primera vez sus sueños. En el lugar que lo abrigó durante seis años de su breve (más breve que la nuestra) existencia.
Estaba en su Colegio Nacional, en este Colegio que, aún los años pasados (muchos más de los vividos en él) nos congrega. Y yo me pregunto si nos reunimos nada más que para recordar años felices de nuestra juventud. No tengo una respuesta. Pero sé, eso sí, que hoy estamos reunidos gracias al Colegio Nacional de Buenos Aires. A sus profesores (¡cuánta enseñanza!, ¡cuán vasta!) a su estudio, a sus claustros, a sus pasillos y sus patios.
No fue casual nuestra llegada y pasaje por sus antros. Como que hoy no es casual que estemos reunidos por él, nuestro querido Colegio Nacional.
Yo te saludo querido Colegio. Yo te invoco presente Claudio César (y junto a ti a quienes no conocí pero están), Claudio César ADUR.

Yo te invoco y junto a tí en este momento,
en este colegio mi alma se esparce,
ya soy un todo mi querido Nacional Central,
no me separo, tus aulas son mis brazos,
tu memoria mi recuerdo.
El tiempo es un vuelo.
Y en ese vuelo navegamos
con tus luces como guía.
No somos más que tus alumnos


Carlos P. López Cepero (Promoción 1969)
23-9-1999

1 comentario:

  1. me encantaría conectarme con carlos pablo, te conozco desde hace mucho

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