martes, 20 de julio de 2010

Testimonio de Silvia Malagrino

Claudio.
Conocí a Claudio en la Alianza francesa en una clase de literatura. Cursábamos el quinto año de francés con Amelia Fernandez Auterlitz, en el año 1968. En ese primer día de clase, yo me senté en el medio de la sala, ni muy atrás ni muy adelante, para mezclarme entre los otros alumnos y no hacerme muy visible. En la sala de clase había un fila de bancos de a uno, hacia la derecha de donde estaba, note inmediatamente la presencia de Claudio, porque el eligió sentarse solo, no en el medio de la clase como yo, sino en la hilera de bancos de a uno. Note su presencia también porque estaba vestido de una manera muy conservadora para la época, tenía el cabello refinadamente cortado, peinado para atrás y bien corto, pulcro al máximo y llevaba traje y sobretodo. El traje creo que era, un saco azul y pantalones grises, en la solapa tenia uno de esos botoncitos insignias del Nacional Buenos Aires. El sobretodo parecía de tweed ingles, grisáceo o azul gris. Impecable. Note sus ojos grandes, marrones, intensos, penetrantes y brillantes, chispeantes, sus cejas espesas, su boca carnosa, su perfil de rasgos de ascendencia árabe. No era my alto, quizás 5'7 o 5’8. En esa época también él tenia unos kilos de más, posiblemente debidos al desarrollo hormonal, el tenia 16 años, yo 18.

En la clase, teníamos que presentarnos en francés, y me impacto su francés pulido al máximo, un manejo de la lengua que iba mas allá de lo habitual para esta clase. A Claudio le gustaba demostrar su inteligencia y conocimiento, estaba orgullosísimo de ser estudiante del Buenos Aires, y de alguna manera te lo dejaba saber con un estilo que podría tomarse como aristocrático, pero sin arrogancia. También hablaba ingles, algo de alemán, o entendía alemán, pero el francés le apasionaba. Nos conectamos inmediatamente, porque a mi también me gustaba hacer notar mi conocimiento, y no me quedaba atrás para nada. No establecimos rivalidad intelectual, al contrario se trataba de jugar con el lenguaje, la poesía, penetrar las ideas, explorar los conceptos y sobre todo ganarse un lugar en la clase a través de la expresión, y ganarse la aceptación de la profesora, por supuesto.

Cuando hacíamos análisis de los textos en francés, Claudio hacia conexiones sorprendentes con otros textos y otras ideas. Me acuerdo que un día se apareció con el concepto del “Carpe Diem.” – “Gozar del día.” Para ese entonces ya habíamos establecido amistad y ahora nos sentábamos juntos, en el medio de la clase. Recuerdo el “Carpe Diem” famoso de Claudio porque desato una disputa visceral, existencial. Entre el y la profesora que por su parte propuso reflexionar también en el “memento mori.”-recordar la mortalidad.

Claudio sostenía que había que vivir el momento, hacer lo mas y mejor del presente, del aquí y ahora. Recuerdo su pasión por las ideas, la literatura, la pintura, la música. Cuando hablaba su cuerpo vibraba. Tenía una sonrisa bien amplia, sensual.

Leímos juntos a Guy de Maupassant, Víctor Hugo, Marcel Proust, Colette, Rimbaud, Flaubert, Andre Gide, Blaise Pascal y otros.

Le encantaban los libros, la textura de ellos, del papel con los que estaban impresos, el olor del papel de los libros. Le gustaba personalizarlos con su nombre. Se había hecho hacer un sellito con su nombre, también compraba Ex-Libris (el me introdujo a los Ex-Libris, le encantaban los distintos diseños). Me presto el tomo uno y dos de Víctor Hugo Notre Dame de Paris. Una edición especial de tapa dura impresa en Edimburgo. Me dijo que era de la biblioteca de su padre y que se los devolviera cuando terminara con ellos, pero no hubo tiempo, o no se dio así.

En la Alianza hicimos otros cursos y entramos juntos a Facultad de Filosofía y Letras. En el año de introducción a la facultad cursamos Introducción a la Literatura con Antonio Pages Larraya y estudiamos juntos todo el tiempo.

Para ese entonces, el 71, Claudio había hecho un viaje a Bolivia y Perú y empezaba a interiorizarse más con la realidad Latino Americana. Me escribió dos cartas que conservo. Cuando volvió de ese viaje, hizo una reunión en su casa, era verano y de noche, la casa de los padres me parecía hermosa. Si la memoria no me falla, tenia un jardín de invierno con ventanales a un jardín exterior.

Conocí a su familia, sus hermanos, su tía Salome. Esa noche hacia mucho calor, Claudio había cambiado, ya tenía 20 o 21 años y se había transformado en un joven esplendoroso, más delgado, se dejo crecer la barba y los cabellos, tenía un cabello negro hermoso enrulado, una barba que no le terminaba de crecer bien. Me dijo riéndose a carcajadas que una gitana lo había parado en Bolivia, agarrado por la barba diciéndole "tienes barba de vagina" por lo parecido de su barba al pelo pubico. Me dijo que algún profesor o compañero le enseñó entonces que tenia que dejarse crecer la barba, afeitársela y dejársela crecer de nuevo con más fuerza y que pronto lo lograría, y lo logro. Le gustaba tocarse los bigotes, llevárselos hacia a los labios y entretenerse con ellos cuando pensaba o fijaba su mirada reflexionando.

Esa noche de verano, Claudio estaba radiante después de su viaje, había sacado diapositivas de Bolivia y Perú y me invito a verlos con su familia. Se había vestido con una camisa blanca y pantalones negros, no tenia todos los botones de la camisa prendidos o sea que se le veía un poco el pecho, bien sensual. Hablaba de Machu Pichu, y me contó que paso una noche entera en el Mirador, dijo que al atardecer bajaban las nubes por las montanas y Machu Pichu quedaba suspendida en un colchón de nubes. Me dijo “tenés que ir, allí están las puertas del cielo."

Estaba fascinado con el olor de las montanas, la jungla, con el rocío. Me hablo de Tihuanaco, donde esta la puerta del sol y de la luna, y que se quedo allí también deslumbrado esperando al sol y a la luna.

Empezamos a estudiar Introducción a la Literatura y empezamos a noviar. Fuimos juntos a ver la película “Woodstock” que le fascinó. Ese día me pregunto si yo había fumado marihuana. Me contó que el lo había hecho una vez en el jardín de su casa y que se había sentado al pie del árbol del jardín y que había escuchado los sonidos que hacían las raíces en la tierra.

Yo frecuentaba mucho su casa, generalmente estudiábamos allí, me enseñó a preparar el café turco, y trataba de leer la suerte en la borra del café. Me dijo una vez que en mi taza vio a un pavo real y que era un buen signo, un signo de la suerte. Le encantaba preparar el café con un recipiente de cobre o de bronce. Tomábamos café, estudiábamos a lo loco, tratando de sobresalir y ganarse a Pages Larraya.

Frecuentábamos el café enfrente de la Alianza Francesa, el entonces "Canton Chino," allí nos veíamos antes de ir al curso, allí me hizo un dibujo en una servilleta, su autorretrato, lo titulo: "sol amante de luz". Le encantaba dibujar y empezaba a hacer unas pinturas entre figurativas y abstractas, empezaba a realizarse como artista. Una vez me dijo que el amor era como las naranjas que tiene su perfume y su sabor.

En esa época yo no había decidido mi orientación sexual, ambigua por entonces, todavía no me había declarado ampliamente gay. Pero sentía por Claudio una pasión desenfrenada y también dolorosa, porque la relación se iba haciendo cada vez más íntima y con más demanda de compromiso que yo no tome.

Decidimos separarnos, no noviar mas, seguir siendo amigos pero no novios. Así lo hicimos. Nos despedimos del noviazgo en el parque San Martín, debajo del inmenso gomero.

En el 75, desaparece por primera vez un compañero de letras, Juan Carlos Higa, el Japonés.

Yo me ya me había desilusionado mucho antes con el peronismo en Ezeiza. Había ido con otros amigos y millones de gente a esperar al General. Estábamos a treinta metros del palco. Habíamos salido muy temprano, caminando por la ciudad hasta llegar a Ezeiza a eso de las cinco de la mañana. Ya para entonces creo que habían empezado los tiros, había confusión, hubieron avalanchas, muertos. Pero la gente seguía allí, cantando, compartiendo comida, preguntándose que pasaba. Perón no bajo en Ezeiza, y la gente comenzó a desmovilizarse. Caminando despacio alejándose de regreso a sus casas. Me impacto el orden civil del momento. En esa época yo ya estaba relacionada con los curas del tercer mundo, la teología de la liberación, la pedagogía de Pablo Freire y el marxismo. No la guerrilla.

En la universidad, Claudio estaba militando. Tuvimos una charla ideológica fuerte, disentimos. Compartió conmigo que estaba de novio con Bibiana, y que estaba muy contento; yo vi a Bibiana una sola vez en la facultad. Pero no llegamos a tratarnos.

Con respecto a su militancia no supe concretamente cual era su compromiso político, como "militaba". Esa parte de el no la viví de cerca. A pesar de que discutimos en varias oportunidades no sentí adoctrinamiento, no bajo conmigo su línea política concreta. Esto me ha intrigado siempre. Mi vivencia de Claudio es que estaba conectado con la idea de cambio social, con las perspectivas y las posibilidades de libertad de pensamiento y expresión, con la posibilidad de creación de un mundo distinto y esa posibilidad lo hacia feliz, creo.

La última vez que vi a Claudio fue en la universidad cuando dimos los exámenes de emergencia de literatura latinoamericana, antes de que cerraran la facultad después del golpe. Claudio estaba radiante, feliz con su amor por Bibiana y porque con ese examen se graduaba con la licenciatura en historia del arte. Ya había empezado a escribir y a hacer crítica literaria. Yo le comente que pensaba irme del país. Así nos despedimos y nos vimos por última vez.

En el 78 finalmente yo resuelvo irme de la Argentina. Caminaba por las calles y sentía olor a muerte. Dos días antes de irme pensé en despedirme de Claudio sin saber que había desaparecido. Llame a la casa de los padres. Me atendió la tía Salome, pregunte por Claudio. Sentí un silencio abismal del otro lado del auricular, repito palabras, digo quien soy, repito que quería despedirme de Claudio, Salome titubeo - "¿pero vos no sabes? a Claudio se lo llevaron en noviembre" y mas silencio, yo no se que le respondí, no creo que haya dicho nada quizás haya dicho "disculpe, no sabia, adiós" y ella respondió, "adiós."

La película que hice con Mónica Flores Correa, Burnt Oranges – “Naranjos” es un tributo a Claudio y también, un cuestionamiento personal acerca de los valores históricos y éticos para redimir a la humanidad.

Creo que Claudio fue feliz. Cuando se enamoro de Bibiana y se casaron. Cuando escribía, estudiaba y pintaba se lo veía muy contento, contento de su propia producción, de su profesión. Gozaba profundamente de la vida, tenía una gran sensibilidad. Era muy tierno, apasionado e inteligente.

Fuimos compinches de aventuras artísticas jóvenes. Nos conectamos intelectualmente, sensualmente y nos respetamos. Lo extraño.

1 comentario:

  1. Mi nombre es Giuliano Testa y conoci a Claudio en el viaje que hizo a Bolivia y Peru en 1971. Despues de leer el comentario de Silvia Maligrino, en que menciona el viaje a Machu Pichu, me certifiqué que era él.
    Soy italiano pero viví en Brasil. En enero 1971 salí con dos parejas brasileras para ese viaje. Fue en la universidad de La Paz que conoci a Claudio y su amigo Andres Cuidet.Viajamos juntos, visitamos Tihuanaco, Cuzco, Machu Pichu. No nos dejaram entrar en Chile, entonces regresamos a La Paz. Las dos parejas brasileras regresaram a Brasil, pero yo segui viaje con Claudio y Andres. Pasé unos dias en casa de Claudio donde me acojieron con mucho carino sus papas.
    Decidi buscar a los amigos en Facebook. Andres no me contestó. Al leer sobre el desaparecimiento de Claudio, tomé un choque muy grande. En Brasil los mismos horrores sucedieron, pero Claudio es la persona más cercana, por eso me tocó profundamente.
    Todo que leí de Claudio me fascinó, él así era, inquisitivo, pesquisador, politicamente preparado y sobretodo muy humano. Recuerdo buenos momentos, su humor, su inteligencia y perspicacia.Grande companhero de viaje.
    Para su familia, quiero informar que tengo algunas fotos de Claudio, asi que quiero que me hagan contacto. Mi e-mail es giu5testa@yahoo.com. Estoy en Facebook como Giuliano Testa. Vivo en Miami.Me haría muy contento compartir esas fotos. Es mi homenage a esa persona inolvidable. Por favor entren en contacto. Giuliano.

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